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Millones de personas están enamoradas de ella: fea, insegura, sin potencia, de asientos duros, y, sin embargo, todos la aman y la cuidan.

Si, estoy hablando de la fabulosa creación de la industria alemana que todo el mundo intentó copiar, desde la Ford Econoline en EE. UU., la Renault Estafette en Francia hasta la Toyota Liteace en Japón.

Estoy hablando de la Kombi, conocida técnicamente como kombinationskraftwagon (vehículo de uso combinado) en alemán o Volkswagen tipo 2.  Para sus amantes es la KOMBI. No importa la docena de maneras de llamarla por todo el mundo, en función de las circunstancias vividas en ellas por Miles de personas a lo largo y ancho del mundo: Combi mortal o asesina en Perú, debido a las irregularidades de sus conductores al guiarlas en el tráfico. Paõ de forma o pan de molde en Portugal debido a su forma poco atractiva; y la esencial Kombi-zombie de Colin Hay para los australianos.

No es una furgoneta, es la KOMBI. La internacional.

Su creador Ben Pon, inventor neerlandés, la ideó y en 1950 se realiza su primer diseño. Minimalista el nombre del creador: Ben Pon solo seis letras y minimalista el diseño.

La sobriedad alemana se revela en esta furgoneta construida sobre el mismo chassis del Beetle. Sobria, sencilla, lo indispensable para prestar servicio, la KOMBI tuvo una proyección internacional sin precedentes y una marcada importancia en la vida de los países latinoamericanos desde Ciudad de México hasta Río de Janeiro.

Inicialmente la KOMBI tenía parabrisas dividido para compensar, de alguna manera, su atroz aerodinámica. Posteriormente hubo versiones UTE.

El gran avance técnico que presenta el diseño de la KOMBI es la colocación del conductor por delante del eje delantero, lo cual minimizan un poco el ruidoso sonido del motor de cuatro cilindros.

Pesada en su parte trasera y riesgosa para los impactos frontales, sin airbag, sin ABS, ni siquiera insonorización o reducción de ruidos, la KOMBI tiene como principal factor de seguridad su falta de potencia. Circulan a 50 Kph por el canal de 100 Kph y, sus conductores deben parar cada tanto a reposar del impacto de sus duros asentos. Pero, nada de eso importa a sus orgullosos propietarios, a sus amantes  baby boomers y adoradores de Woodstock. Mientras más simple y dura más leales sus seguidores.

Los alemanes dejaron de fabricar la KOMBI en 1967 pero, ya para ese entonces, se fabricaban en todo el mundo, incluyendo a Melbourne, Australia, dónde incluyeron extras opcionales y colores atractivos.

No importa cómo la hayan utilizado, desde furgones refrigerados hasta coches fúnebres, pasando por ambulancias, camión de bomberos, furgón policial o furgoneta camper. La KOMBI siempre provoca admiración y una sonrisa en todos nosotros, no en vano se ha convertido en el cliché comercial más vendido en tiendas de regalos, bombonerías y jugueterías.

Quien no ha visto en su vida una pequeña KOMBI de ojalata repleta de caramelos y bombones en las vidrieras de una dulceria?

No

El último modelo fue producido en Brasil en el año 2013, aunque ya su producción había cesado en todo el mundo por razones de inseguridad  y contaminación.

No obstante Jack Nicholson, Jamie Oliver y Jerry Seinfeld son algunos de los famosos poseedores de una Kombi y la defienden.

Yo…, yo no pierdo la esperanza de sentarme, en una tarde lluviosa, a beber y a cantar con mis amigos dentro de mi Kombi. Quizá no sea lo ideal, pero en eso hay FELICIDAD.